Amalia Domingo Soler dejó escritas sus vivencias en el libro Memorias, lo hizo durante la vida física y más tarde, dictando desde el mundo espiritual, el prólogo y la segunda parte de la obra, a María, médium del Centro “La Buena Nueva”, de Gracia (Barcelona).
Leguas al servicio del Espiritismo
En 1860 Allan Kardec emprendió su primer viaje al servicio del Espiritismo con destino a Lyon. Se detuvo en algunas localidades que hacían parte del trayecto hacia la ciudad que le vio nacer. Sens, Mâcon, Saint-Etienne, le acogieron cordialmente dejando una agradable impresión en el inolvidable viajero. La noche del 19 de septiembre, se daban la mano por primera vez, dos dirigentes espíritas. Las puertas del Centro Espírita de Brotteaux, en Lyon, abrían paso al ilustre pensador. Kardec y el Sr. Dijoud plasmaron la escena con un saludo fraterno junto a la Sra. Dijoud, mujer sensible, modesta y gran ejemplo para los trabajadores que se reunían en aquel primer centro, pues hasta el momento era el único existente en la ciudad. Al año siguiente agregó Bordeaux al itinerario, volviendo a verificar la buena marcha de la Doctrina, el inmenso progreso de la creencia espírita y la seriedad con la que ya se encaraba el Espiritismo. En el año 1862, Kardec dedicó siete semanas, y ciento noventa y tres leguas a visitar una veintena de localidades, asistiendo a más de cincuenta reuniones.
Admirando al hombre, a su trabajo y a su legado, sentimos la necesidad de ir más allá y poder vislumbrar, con ello, al espíritu penetrado de su responsabilidad, aquel que dedicó su existencia a expandir el conocimiento adquirido por férrea voluntad, ante las luchas purificadoras del alma.